بسم الله الرحمن الرحيم
Ibn al-Qayyim al-Jawziyyah -que Allah tenga misericordia de él- narró:
Se informó de que en Egipto hubo un hombre que mantenía las mezquitas, llamaba a la oración, etc. Él era por todos los medios externos, una persona obediente y un devoto adorador.
Un día, como él lo haría normalmente, subió al minarete para realizar la llamada a la oración. Al pie del minarete se encontraba una mujer cristiana, de pie. Él la vio y fue seducido por su belleza. Descendió del minarete, se acercó a ella y entró en su casa. Ella le dijo: “¿Quién es usted y qué es lo que quiere?”.
Él respondió: “Te quiero a ti”.
Ella dijo: “¿Por qué?”.
Dijo él: “Has esclavizado mis ojos, y me has robado el corazón”.
Ella dijo: “Nunca voy a responder a tu deseo de esa forma dudosa o sospechosa”.
Él respondió: “Está bien, me casaré contigo entonces”.
Ella dijo: “Eres musulmán, y yo soy cristiana. Mi padre nunca permitirá que me case contigo”.
Él dijo: “Entonces me convertiré en cristiano”.
Ella respondió: “Si quieres hacerlo, adelante”.
Así que el hombre se convirtió en cristiano con el fin de casarse con aquella mujer, y vivió en la casa con la familia de la mujer. Más tarde, un día él se encontraba en el tejado de la casa. Se cayó, y murió sin haber disfrutado de su nueva esposa. Perdió a su mujer y perdió su religión”.
Fuente: Ad-Da’wad-dawa, pág. 147
Traducido por: Nur ud-Din al-Isbani