‘Ā’isha (radi Allāhu ‘anhā) dijo:
La gente no presta atención al mejor acto de adoración: la humildad.[1]
Beneficios de esto:
At-Tabarī (que Allāh tenga misericordia de él) dijo:
Allāh prueba a Sus siervos creyentes con la humildad para ver cómo Le obedecen y siguen Sus mandatos.[2]
Shaykh ‘Abdur-Rahmān as-Sa’dī (que Allāh le acomode en el Jannah) dijo:
La humildad y la modestia están entre los fundamentos de la Religión y es su núcleo, mientras que el orgullo contradice el Islām.
El origen de la humildad se encuentra en el versículo:
{Escuchamos y obedecemos}[3]
Esto significa que escuchamos lo que lo que ha dicho nuestro Señor en el Corán y lo que ha dicho Su Mensajero.
La humildad y el orgullo son dos rasgos que nadie puede ocultar. Observa las diferencias entre las dos:
- La persona humilde se somete a la verdad sin importar de quién venga. No le importan sus antiguos puntos de vista, discursos o posiciones. Auxilia a la verdad cuando quiera que su derecho se vuelva claro para él.
- El arrogante tenaz no se separa de la inflexibilidad de su discurso, acciones y vías. De hecho, tiene una buena opinión de su discurso y acciones. Cuando se le hace clara la verdad, y levanta su nariz arrogantemente; como si se impresionara de sí mismo. Tener este rasgo concede a la persona un estatus muy bajo.
La persona con humildad extiende los saludos de paz al joven y al anciano, a aquellos con un alto estatus y bajo estatus. Trata a todo el mundo igual.
El engreído no da el salām ni tampoco mira al necesitado ni al pobre. No le preocupa sus necesidades y nunca se entremezclará con ellos.
El humilde es amado por Allāh y Sus siervos. Él siempre está cerca del bien y distante del mal, el pecado y la transgresión.
El arrogante es odiado por Allāh y Sus siervos. Siempre está distante de la piedad y la rectitud, y cerca del mal, el pecado y la transgresión.
La humildad es una cualidad de los Profetas y los Mensajeros. Este atributo es para el temeroso de Allāh y el guiado. La arrogancia es una característica de los tiranos y opresores.
La humildad incrementa la nobleza de una persona y eleva su estatus hasta que en un momento dado alcanza el rango de aquellos que son amados y complacidos por Allāh. ¡Cuánta gente humilde adquiere amor y caridad! ¡Cuántas veces es elogiado el humilde! ¡Cuántas veces la gente suplica a Allāh por el hombre modesto!
Por un lado, no existe persona humilde con Allāh, excepto que el Misericordioso le eleve su rango. Por otro lado, no existe persona arrogante que Allāh no baje su estatus.[4]
Traducido por: Nūr ud-Dīn al-Isbānī
Notas:
[1] Recopilado por Ibn Abī Shaybah (13/360). Ibn Hajr graduó este athār como sahīh.
[2] Sahīh al-Bukhārī: Ibn Battal.
[3] Corán [2:285].
[4] Majmū‘ as-Sa‘dī, 22/150-153.