
Wakīʿ ibn al-Ğarrah dijo:
«Al-Aʿmaš rondaba la edad de los 70 años y nunca faltaba al primer takbīr [del rezo en la mezquita]. Recé detrás de él durante casi dos años, y nunca lo vi faltar a una sola unidad de oración».
Tarīḫ Baġdād, 5/10
Rabīʿah ibn Yazīd:
«Durante cuarenta años, nunca el muecín llamó a la oración del Ẓuhr sin que yo estuviera en la mezquita, excepto cuando estaba enfermo o de viaje».
As-Siyar, 5/240
Yaḥyā ibn Maʿīn dijo de Yaḥyā ibn Saʿīd:
«Nunca el cénit lo alcanzó durante 40 años sin que estuviera presente en la mezquita».
As-Siyar, 9/181
Saʿīd ibn al-Musayyib:
«Durante 50 años, nunca me he perdido el primer takbīr [de la oración]. Y durante 50 años, nunca vi la espalda de un hombre en la oración (N. del T.: es decir, siempre estuvo rezando en la primera fila)»
Wafayāt al-Aʿyān, 2/375
Ibn Saʿd transmitió que Ibn al-Musayyib dijo:
«Nunca escuché el Aḏān estando entre mi familia [en el hogar]».
Aṭ-Ṭabaqāt al-Kubrā, 5/131
Ibn Sammaʾa dijo:
«Durante 40 años, nunca falté al primer takbīr [de la oración] excepto el día en que murió mi madre».
As-Siyar, 10/646
ʿAdī ibn Ḥātim:
«Nunca llegó el tiempo de la oración sin que yo estuviera [en la mezquita] esperando con ansias, y nunca llegó el momento de la oración sin que yo estuviera listo para rezar».
Az-Zuhd, 1/249
Aḏ-Ḏahabī transmitió de Ḥātim que dijo:
«Desde que me convertí al Islām, nunca llegó el momento de rezar sin que yo hubiese hecho ya la ablución [para rezar]».
As-Siyar, 3/164
Sufyān ibn ʾUyaynah dijo:
«Forma parte de la consideración del rezo que uno se presente [en la mezquita] antes del ʾIqāmah».
Ṣifat aṣ-Ṣafwa, 2/235
Sufyan Ibn Uyaynah también dijo:
«No seas como el siervo vil que no asiste a la oración antes de que se llame a ella sino después de haberle increpado».
At-Tabṣira, 1/137
Ibrāhīm an-Naḫāʾī:
«Si ves que un hombre suele faltar al primer takbīr [de la oración], desentiéndete [lit. lávate las manos] de él».
Ṣifat aṣ-Ṣafwa, 3/88
Sulaymān ibn Ḥamza al-Maqdisī:
«Nunca recé solo [es decir, fuera de la congregación en la mezquita] excepto en dos ocasiones, y esto cuando casi voy a alcanzar 90 años de edad».
Dayl Ṭabaqāt al-Ḥanabila, 2/365
Muḥammad ibn al-Mubārak dijo:
«Saʿīd ibn ʿAbdul-ʿAzīz, si se perdía la oración en congregación, lloraba».
Taḏkirat al-Ḥufāẓ, 1/219
Maymūn ibn Mihrān fue a la mezquita y le dijeron: «[La oración se realizó] y la gente ya se ha marchado».
Entonces respondió: «De Allāh somos y a Él hemos de volver, preferiría que se me otorgara la recompensa de esta oración [a la que no he podido asistir] a que se me diera el poder de todo Irak».
Mukāšafat al-Qulūb, 1/364
Ḥātim al-ʿĀssam:
«Falté a la oración en la mezquita una vez y al-Buḫārī fue el único que me dio consuelo, y si hubiese fallecido un hijo mío, más de 10.000 personas me habrían transmitido su pésame, porque para la gente las calamidades que afectan la religión son más leves que las calamidades que conciernen la vida mundanal».
Mukāšafat al-Qulūb, 1/364
Compilado y traducido por: Ibrāhīm Bou