La conversión de un comandante romano

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Bismillaahi ar-Rahmaani ar-Rahim

Jarajah, uno de los comandantes del ejército bizantino, salió de las filas y solicitó un duelo con Khālid Ibn al-Walid. Khālid vino, y cuando sacaron sus espadas, Jarajah le dijo:

«¡Oh Khālid! Quiero que me informes con toda verdad. No me mientas, ya que los grandes hombres no conocen la mentira. Y no me engañes, pues el hombre noble no engaña a aquellos que buscan acercarse a Allāh.
¿Allāh ha hecho descender sobre tu Profeta ﷺ una espada del cielo con la que tu deshaces todos los ejércitos contra los que combates?».

Khālid respondió: «No».

Entonces Jarajah dijo: «¿Entonces porqué eres llamado “la espada de Allāh”?».

Respondió: «Allāh envió a Su Profeta ﷺ, quien nos llamó al Islām, pero nosotros lo desmentimos y rechazamos su mensaje. Luego algunos de entre nosotros creímos en él y le seguimos. Otros continuaron tachándolo de mentiroso y siguieron boicoteándolo. Yo formaba parte de este grupo último. Luego Allāh guió nuestros corazones y nos dirigió hacia Él mediante su Profeta ﷺ, a quien prestamos obediencia.
El Profeta ﷺ me dijo en ese entonces: “Tú eres una de las espadas de Allāh que Él desenfunda contra los politeístas”. Así que suplicó en mi favor para que Él me conceda la victoria. Es por esta razón que yo soy el más despiadado de los musulmanes contra los politeístas».

Dijo: «¡Oh Khālid! ¿Cuál es el mensaje al que invitáis?».

Respondió: «Nosotros invitamos a la gente a que atestigüen que no hay ninguna divinidad digna de adoración excepto Allāh y que Muhammad es el mensajero y es Su siervo, y les invitamos a creer en todo lo que nos ha transmitido de parte de Allāh».

Dijo: «¿Y qué ocurre con los que rechazan vuestra invitación al Islām?».

Respondió: «Nosotros les pedimos que nos paguen un tributo a cambio de nuestra protección».

Dijo: «¿Y si rechazan pagar el importe solicitado?».

Respondió: «Nosotros les declaramos la guerra y los combatimos».

Dijo: «¿Cuál sería el estatuto de una persona que, hoy mismo, aceptaría vuestra invitación y se convertiría al Islām?».

Respondió: «Tendría el mismo estatuto que tienen todos los otros musulmanes: iguales ante los deberes que Allāh les ha impuesto, ya sea un noble o un plebeyo, joven o viejo».

Dijo: «¿Pretendes que quien se convierta hoy mismo tendrá la misma recompensa y el mismo mérito que vosotros?».

Respondió: «Sí, e incluso más».

Dijo: «¿Cómo tendría el mismo estatuto que vosotros, siendo que abrazasteis el Islām antes que él?».

Respondió: «Nosotros hemos aceptado el Islām por la fuerte evidencia de las cosas, y hemos prometido lealtad a nuestro Profeta ﷺ mientras él ﷺ vivía entre nosotros. Las aleyas le eran reveladas del cielo, él ﷺ nos enseñaba el Libro y nos mostraba milagros. Quienes vieran y oyeran lo que nosotros hemos visto y oído no tendrían más opciones que convertirse al Islām y jurar fidelidad al Profeta ﷺ.
Pero para vosotros, no habéis visto lo que hemos visto, ni habéis escuchado los prodigios y los argumentos decisivos que nosotros hemos escuchado. Por esto que quien de vosotros se convierte al Islām con sinceridad y pureza de intención es considerado mejor que nosotros».

Dijo: «¡Por Allāh! Me has hablado con toda sinceridad y no has intentado engañarme».

Respondió: «¡Por Allāh! Te he hablado con toda sinceridad, y Allāh es Testigo de las respuestas que te he dado».

En ese momento, Jarajah miró el ejército bizantino, se dio la vuelta y se puso al lado de Khālid, entonces le pidió: «Enséñame el Islām».

Khālid lo llevó a su tienda, pidió que les trajeran un recipiente lleno de agua con el que Jarajah hizo la ablución mayor, y rezaron juntos dos raka’āt (unidades de oración).

Cuando los bizantinos vieron que su comandante entraba en las filas de los musulmanes, creyeron que esa era la señal para atacar, entonces lanzaron una gran ofensiva que sacudió los rangos de los musulmanes, pero las tropas de ‘Ikrimah Ibn Abi Jahl y Al-Hārith Ibn Hishām lograron repeler la ofensiva.

[/vc_column_text][vc_message style=”square” message_box_color=”alert-success” icon_fontawesome=”fa fa-folder-open”]Fuente: Tarīkh at-Tabārī 3/398 | Futuhāt as-Sham de Al-Azdī, pág. 195
Traducido por: Ibrāhīm Bou[/vc_message][/vc_column][/vc_row]

Lea también...

¿Nos hemos olvidado de la historia del pueblo de Lūt?

Hemos escuchado los nobles versículos que contienen los relatos y la información del pueblo al que Lūt –la paz sea con él– fue enviado. Y fue un pueblo que cometió un acto inmoral que nunca nadie en el mundo había cometido antes.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.