
Šayḫ Muḥammad ibn Ṣāliḥ al-ʿUṯaymīn comenta:
Gastar por la esposa es obligatorio en todas las situaciones, incluso cuando uno es incapaz. Y por esto decimos: gastar en ella forma parte de sus derechos. Pero el esposo no comete pecado si es [económicamente] incapaz. Por contra, si tiene la capacidad y no lo hace, habrá cometido un pecado. Y uno es capaz económicamente hablando, si tiene el dinero suficiente para mantenerse a sí mismo y a su esposa.
Además, la esposa tiene prioridad sobre los parientes cercanos [del hombre], incluso sobre su madre y sus hijos. Esto se debe a que gastar por ella es invertir por un beneficio, un placer [N. del T.: del que ambos, es decir, tanto el marido que gasta como la mujer por la que emplea su dinero, gozan], y si no gasta por ella de su dinero, ella podría pedir el divorcio, cuando el hombre necesita a su esposa.
Así pues, la esposa tiene prioridad sobre los padres, fue transmitido por Muslim y Aḥmad que el Profeta dio prioridad a la esposa respecto a los parientes del esposo diciendo:
«Gasta [este dinero] con tu esposa, luego para tu familia, y luego para este y aquel…».
Refiriéndose en esto último a darlo en caridad.
Fuente: Šarḥ Zād al-Mustaqniʿ, 6/15
Traducido por: Ibrāhīm Bou