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Su eminencia el gran sabio y shaykh Muhammad Sa’īd Raslān, que Allāh lo proteja, comenta:
Imagina que un hombre es generoso, es un jinete valiente, un benefactor, impide el mal y ordena hacer el bien, pero que ha sido contagiado por una epidemia y lo hemos puesto en cuarentena. Imagina que decimos: No lo vamos a aislar porque su epidemia no es tanto como su bondad y su bien. Entonces lo soltamos libre en la sociedad y no seguimos la declaración de nuestro Profeta ﷺ donde dijo:
“Si la epidemia llega al lugar en el que os encontráis, no salgáis de él, y si estáis fuera del lugar [donde se encuentra la epidemia], no vayáis a él”.
Quien tiene innovaciones religiosas perjudica aún más a los musulmanes que quien padece una epidemia, ya que el innovador posee la epidemia de las innovaciones, que es:
- Una epidemia contra el corazón.
- Una epidemia contra las almas.
- Una causa de la destrucción en la Otra vida y del mal fin.
- La causa del desvío de la gente del Camino Recto.
Si lo dejas libre en la sociedad argumentando que tiene puntos positivos y que la epidemia que él lleva no es tanto como sus puntos positivos, si lo dejas libre en la sociedad estarás perjudicando a toda la sociedad. Si el aislamiento de quien padece una epidemia es una medida de protección de la salud, ¿qué decir cuando se trata de los corazones y de las almas? Si es una medida para preservar esta vida mundanal, ¿qué decir cuando se trata de la vida eterna del Más Allá?
Este tema [de aislar y marginar al innovador] no causa confusión a quien está dotado de intelecto, pero si Allāh desvía a alguien, nadie podrá guiarlo. Pedimos a Allāh, el Señor de los Mundos, que nos proteja del desvío y del hecho de desviar a los demás.
[/vc_column_text][TS_VCSC_Info_Notice panel_layout=”notice” panel_type=”warning” icon_replace=”true” font_title_family=”Default:regular” font_content_family=”Default:regular”]Fuente: Haqīqat Ma Yajrī fī Misr, 3/320Traducido por: Ibrāhīm Bou[/TS_VCSC_Info_Notice][/vc_column][/vc_row]