بسم الله الرحمن الرحيم
Abu Hurairah -que Allah esté complacido de él- pasó una vez por el mercado de Medina. Se detuvo en el mercado y dijo: “¡Oh gente del mercado, qué incapaces sois!”. Replicó: “Detrás de vosotros, la herencia del Mensajero de Allah -la paz y las bendiciones sean con él- se distribuye, y vosotros estáis aquí! ¿No queréis ir a tomar vuestra parte?”.
“¿Dónde está?”, le preguntaron. Él respondió: “En la mezquita”. Así que se apresuraron a dirigirse a ella, y Abu Hurairah los esperó hasta que regresaron. Cuando hubieron regresado, él dijo: “¿Qué os pasa?”. Ellos le repondieron: “¡Abu Hurairah!, fuimos a la mezquita, pero no vimos que se distribuyera nada”. Abu Hurairah les preguntó: “¿Y no vieron a nadie en la mezquita?”. Respondieron: “En efecto, la vimos; vimos gente rezando, otros recitando el Corán, y otros estudiando los reglamentos del Haram y el Halal”.
Así que Abu Hurairah dijo: “¡Ay de vosotros! Esa es la herencia de Muhammad, la paz y las bendiciones de Allah sean con él”.
Fuente: Relatado por at-Tabaraani en al-Aswaat, con una cadena de narradores hasan; al-Albani también lo graduó hasan en Sahih al-Targhib wa Tarhib, Vol 1, pg. 19
Traducido por: Nur ud-Din al-Isbani